lunes, 15 de abril de 2013

Dramatización de sueños III. Opinión de Raquel Utrilla

Lo ideal hubiera sido escribir las sensaciones de la dramatización el mismo día en que se realizó, pero no he encontrado el momento hasta ahora. Aun así, recuerdo perfectamente lo que sentí. He de reconocer que cuando empezamos el segundo cuatrimestre con esta dinámica de los sueños me pareció muy interesante y el hecho de representarlos aun más. Cuando se representó mi sueño sentí que volvía a estar en esa segunda planta de la casa del pueblo con aquellos personajes tan peculiares (bicicleta, león y soldadito de plomo). En la segunda dramatización también participé como la amiga de la soñante y la verdad que aunque no me importaba hacer ese papel no estaba del todo cómoda. Como ya dije en un comentario del blog ese día tenía ganas de estallar, por eso pedí poder formar parte de la catedral que explotaba. Finalmente todos saltamos de las sillas gritando, a modo de liberación. ¡Yo me sentí genial! Fue en ese momento cuando me di cuenta que la dramatización de los sueños no es una tontería y que realmente hay que 'representar' el papel que deseas para que fluya mejor la situación. Muy relacionado con esto me gustaría hacer un comentario. En la pasado dramatización estuvimos menos en clase que de costumbre pero he de reconocer que me sentía completamente a gusto. Es cierto que las personas que no quieren participar y se quedan observando, de algún modo u otro cohíben o impiden que todo fluya como tiene que fluir.

Pues bien, volviendo al sueño de Sara donde yo era su ego onírico, pude experimentar varios sentimientos. Para empezar creo que es importante que diga que justo cuando se estaban repartiendo los 'papeles' dije a los compañeros que tenía al lado: 'hoy la verdad es que no tengo ganas de que me toque ningún personaje importante',  y en ese momento me tocó Sara la espalda y me preguntó: ¿Quieres ser mi ego onírico?. Al ver su ilusión en la cara acepté. Como decían Irene y Mónica en otras entradas del blog lo representamos 3 veces. En la primera sentí que yo no estaba del todo bien. Los neoprenos que hacían daño, me entró un pequeño ataque de tos...no era lo que Sara sentía en su sueño, pero en las siguientes dramatizaciones me sentí mucho mejor. 



Cuando salía de la habitación y me encontraba a tanta gente tenía la sensación de que estaba como perdida dentro de mi propia casa. Después, cuando sacaba el tocador y todos se callaban, me iba hacia la habitación con un nudo en el estómago. Sin embargo, cuando Ane me decía que me iba a hinchar el neopreno me sentía totalmente segura. ¿Qué será lo que tiene esta chica? Notaba exactamente lo mismo cuando me llevaba a donde los tiburones. Aunque a Ane no le gustara el hecho de llevar a Sara al mar a nadar con esos depredadores, tanto Sara en el sueño como yo nos veíamos protegidas por ella. Son como pequeñas conexiones entre la soñante y los que representábamos su sueño. Debido a la incomodidad de Ane por la situación, cambiamos el final: íbamos simplemente al mar, a nadar, sin tiburones. 

Me quedé muy sorprendida cuando al salir de clase a Sara se le saltaron las lágrimas por la emoción de ver su sueño 'hecho realidad'. 

Fue una tarde muy completa y divertida desde que comenzó la clase de Plástica. Entre las componentes de Peter Panettone comentábamos que veíamos cómo se desarrollaba nuestra creatividad con estas dinámicas. Estábamos realmente eufóricas. Fue una muy buena despedida de semana.




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